domingo, 29 de mayo de 2016

Cielo, torre y mar

Gaviotas al vuelo


Girl and rainbow


Gaviota solitaria


Maite, gaviota y torre


Arco iris


Desde otra óptica


Torre a oscuras


Love yourself

sábado, 21 de mayo de 2016

Avituallamiento 14

Esta es mi particular historia de la última edición de los 101 Km de La Legión, en la que he participado como marchador, después de haberla hecho y terminado en las tres últimas ediciones, como duatleta.


El viernes por la tarde salimos camino de Ronda, no sin antes recoger a la amiga Ana María. Llegamos y nos dirigimos directamente a la alameda, donde habíamos quedado con el resto de componentes del C.D. Luna Llena para hacernos una foto. Entre unas cosas y otras, tardamos en reunirnos y no pudieron estar todos en la foto.


Algunos estrenábamos chándal del club, que va personalizado con el nombre. Hay una cena de la pasta, que pone la organización a disposición de los participantes y de los amigos y familiares que quieran, estos últimos abonando un ticket. La mayoría de los componentes del club optaron por esta opción.


Maite y yo decidimos irnos con Luis e Inma a cenar a una pizzería, donde procuré hidratarme con la mejor de las bebidas.


Después nos fuimos a Faraján, donde dormimos en casa de Ana María. Serían solo dos horas y media las que podría dormir en condiciones, ya que los nervios no me dejaron más tiempo. Fue levantarnos e irnos a desayunar al bar de pueblo que estaba abierto a esas horas. Un buen Cola Cao y una rebanada de pan untado con zurrapa de lomo me darían suficiente fuerza para empezar la jornada.

Dejamos todas nuestras mochilas en el coche de la mujer de uno de los compañeros, que tendríamos que recoger en Setenil de las Bodegas, Km 56 de la prueba, donde habría que abrigarse para poder resistir bien la fría madrugada en la sierra.

Con retraso, respecto a la hora en la que todos los años estamos en la salida, entramos en un abarrotado campo de fútbol.


Bueno, en honor a la verdad, ya estaban saliendo los últimos ciclistas cuando hicimos nuestra entrada. Al menos tuvimos tiempo de hacernos la foto de grupo.


Impresionante la densidad de marchadores para salir.


Justo al salir del estadio, en la primera cuesta ya.


Y después de la primera curva, con el compañero Luis en primer plano.


El paso por la conocida como calle La Bola, en medio de una multitud, fue espectacular.


El recorrido nos metía en la Real Maestranza de Caballería de Ronda, lugar emblemático de la ciudad.


Pasados los primeros cinco kilómetros, de los que ni nos dimos cuenta por el ambiente, nos encontramos con la amiga Mari Montes, que nos hizo esta foto con el presidente del club.


La saludamos, nos despedimos y a seguir camino.


Camino de la primera subida interesante del día, integrado en el numeroso grupo.


No sé si pueden hacerse una idea de la hilera de personas. Sigan hasta arriba y de derecha a izquierda.


Pasamos por el Pilar de Coca, km 10, en algo menos de dos horas. La idea inicial era la de intentar llegar entre un avituallamiento y otro en el plazo de una hora, ya que al ser un total de 21, incluyendo la meta, nos dejaba un margen de tres horas para comer y otros menesteres. El paisaje por Navetas invitaba a continuar con paso alegre.


Íbamos camino del quinto avituallamiento, a la salida de Navetas, en el km 25, donde seguíamos haciendo el tiempo de paso estipulado. Allí nos daban algo más sólido para el estómago, como un sándwich y un dulce tipo Dónut, acompañado por un vaso de Coca Cola.


A la salida de Navetas nos esperaban Raúl, Irene y el pequeño Adrián, para saludarnos y ofrecernos una cerveza, que rechazamos por no poner al cuerpo en indisposición de seguir despabilado.

El siguiente destino sería Arriate, haciendo Maite por el camino esta preciosa foto.


Al llegar a Arriate nos encontramos con los compañeros del club que iban por delante. Nos entretuvimos un ratito para tomar una Coca Cola, porque se acercaba una de las temidas subidas: cortijo del Polear. Empecé a sentir las primeras molestias en el tobillo izquierdo, pero pronto pasaría; camino de Alcalá del Valle nos pilló un precioso atardecer.


Llegamos a Alcalá a las diez menos cuarto de la noche; como íbamos cumpliendo los horarios establecidos, aprovechamos para cenar en una pizzería, donde tuvieron la amabilidad de atendernos con toda la rapidez que pudieron; pasando por el control a las 22,20. De ahí, con el estómago recompuesto y muchas ganas y energías, incrementamos el ritmo camino de Setenil de las Bodegas, donde se encontraba el avituallamiento número 12. Llegamos sobre las 23,45 horas y empezamos a buscar el coche que llevaba nuestra ropa de abrigo, misión imposible, porque no dimos con él y tuvimos que seguir tal y como empezamos por la mañana. En mi caso con dos camisetas finas y pantalón corto.

A partir de ahí empezaría el mayor de los martirios. A mi enfado se les sumaría el frío y una serie de dolores ininterrumpidos en tobillo y rodilla. Estaba claro que con frío no llegaría a buen puerto. Llegamos ya con la noche muy encima, algo de barro y el frío de la sierra, al puesto número 13, km 62,8.


Ya decidido a abandonar antes de que el dolor del tobillo se transformara en un nuevo traumatismo, llegamos al avituallamiento número 14, km 65,4; aún quedaban nueve horas para poder llegar a meta; de hecho, así lo hicieron algunos de los que en esos momentos iban detrás nuestra. Nos dieron abrigo con unas mantas nuevas mientras llegaba el camión que nos llevaría al cuartel, donde podríamos tomar la cena.


Un caldo caliente, un perrito y una cerveza nos subió el ánimo. Un autobús nos dejaría cerca del campo de fútbol, desde donde iríamos a por nuestro coche para regresar de inmediato a Marbella.

Ahora, al igual que pasa siempre, después de analizar todo lo ocurrido, le entra a uno el coraje por no haber podido continuar por una cosa tan fácil como hubiese sido llevar en la mochila ropa de abrigo; pero de todo se aprende y ya contamos los días que quedan para la próxima edición.

De los compañeros del club llegarían casi todos, mereciendo mención especial Susana, que entró en meta a la una de la mañana. Aunque quien tuvo más mérito para mí fue Maite, que decidió acompañarme desde el principio hasta el final, pudiendo ella haber terminado perfectamente en tiempo, sobradamente, como ya lo hizo hace un par de años.

Atrapa y suelta ...

lunes, 2 de mayo de 2016

Preparación para la Perico Delgado

Este año se han apuntado Miguelange y Juan a la Perico Delgado, prueba cicloturista que se celebrará en el mes de agosto, con cuatro puertos de montaña: tres de primera categoría y uno de segunda; 164 Km de buen ciclismo. Mi participación dependerá de cómo termine los 101 Km en la modalidad de marchador; lo que no quita que ya esté entrenando para la Perico. Así que ayer nos juntamos los tres para un entrenamiento por la zona de El Torcal y Axarquía.


Quedamos en una venta a la salida de Villanueva del Rosario, de donde saldríamos en bajada, a plato para dar pedales e ir entrando en calor; muy pronto empezaríamos una subida que terminaríamos sobre el Km 13, en Las Pedrizas, dirección Villanueva de Cauche, comenzando una bajada vertiginosa por una carretera solitaria.


Luego llegarían Colmenar y Ríogordo, en bajada.



Pasado el Km 27 empezaba a ponerse ya la cosa buena, con subida al puerto Sabar, a 590 de altitud, que serviría de aperitivo para lo que quedaba por subir.



Seguimos por la carretera que lleva a Periana, bajando y subiendo toboganes hasta el cruce para Alfarnate por el famoso Puerto del Sol, el protagonista del día con sus 9 Km. Giro a la izquierda y para arriba sin descanso.


Los dos primeros kilómetros discurren suavemente, con pendientes medias del 1,3 y 2,3 por ciento, respectivamente. Se llega a un cruce, donde para la derecha se llega a la pedanía llamada Guaro, perteneciente al término municipal de Periana; para la izquierda empieza la dureza de verdad del puerto, camino de Alfarnate. Su trazado en zig-zag recuerda al mítico Alpe D´huez.


 Juan es un gran escalador, no hay puerto que se le resista.


Las curvas en herradura son típicas en los últimos kilómetros.


Miguelange tiene un motor indestructible. Los puertos de montaña son su hábitat natural.


En cada curva ya sabes que tienes que apretar para superar ese 9 ó 10 por ciento adicional. Los dos últimos kilómetros son tramos paralelos, escalonados.


Yo tardé casi una hora en llegar arriba, con tranquilidad, escuchando en todo momento el latir de mi corazón, para no pasar ese límite donde empieza el peligro.


Y aquí el making of de la foto anterior.


Llegué vacío arriba, tocaba reponer con algún gel; no me dieron los compañeros tiempo para más, no podíamos enfriarnos y quedaba una bajada muy rápida hasta Alfarnate, donde repondríamos los bidones con agua.


Mientras me tomaba el poco de gel que me pasó Miguelange, él repasaba las fotos. Yo me había dejado la cámara en casa, así que solo hice tres con el teléfono.


A la salida de Alfarnate tomamos rumbo Villanueva del Trabuco, subiendo antes el puerto de Los Alazores, a 1.028 metros de altitud.


De Villanueva del Trabuco saldríamos destino al punto de origen de la ruta. Allí nos despediríamos de Juan, quedándonos Miguelange y yo a tomar algo para reponer las fuerzas gastadas. Pensando ya en la siguiente ruta.

Este es el perfil que me ha dado el programa Oruxmap. Hay un par de líneas raras, donde seguro perdió la señal de GPS, faltando casi dos kilómetros de los 82 que resultaron ser al final, pero que sirve para dar una idea de lo que subimos y bajamos.


The man who can´t be moved, no es mi caso, pero es una canción cuya música me gusta.


Nota: Casi todas las fotos, que aparecen en esta entrada, están hechas por Miguelange y Juan.