sábado, 27 de septiembre de 2014

Descenso del Guadalmina

Fue en agosto de este recién pasado verano. Nos juntamos ocho chicas y tres chicos para bajar el río Guadalmina.


Iniciaríamos el camino aproximándonos a una acequia.


Empezamos bordeando el camino de agua.


Pronto empezaría la diversión caminando por el interior.


Foto de grupo en un puente de piedra.


Y llegamos al pueblo de Benahavis, desde el que iríamos bajando en busca del acceso al río.


Iniciaríamos el descenso desde la charca de Las Mozas. Aquí Carme saltando al agua.


Otros preferimos bajar por el tobogán de piedra.


Y Teté ya se lanzó en plan lujo, desde arriba del todo, con estilo.


Llegaron los primeros toboganes de agua.


Las chicas estaban contentas con el baño de agua dulce.


Eso sí, algo revoltosas.


No cabe duda de que descendemos de los monos, a tenor de la afición por las ramas de los árboles.


Después de la que me estaban dando, qué menos que gastar yo también una bromita. Agua vaaaa.


El paso por las angosturas, de lo más interesante, incluida foto de grupo.


No hay cuerda a la que me resiste.


Y sigo teniendo pendiente el tema escalada, algo que siempre me ha gustado.


El momento más emocionante fue bajar una pared que actúa a modo de presa. Un poquito de adrenalina, con resbalón incluido.


Poco después llegaríamos al final. Con la misma edad de mi hijo Javier, tengo yo una foto en este mismo lugar con mis hermanos.


Ya llevábamos algo de frío, porque en algunas zonas sombrías notábamos más la frialdad del agua. Qué mejor que tumbarse sobre unas piedras calientes al sol.


Luego llegarían los bocadillos, las cervezas en el pueblo y mucho buen rato. Algo para recordar con una sonrisa perenne.