sábado, 27 de abril de 2013

Me hace falta algo de otros aires

Hace ya tiempo que no salgo unos días de mi provincia. La crisis llegó y se llevó aquellas salidas donde conocíamos otras tierras y mis hijos aprendían de otros lugares; así fue cómo Javi se enamoró de Francia. Mi hija está a día de hoy en Alemania, donde pasará unos días con unas amigas, y tal vez eso sea lo que me haya recordado que hace años que en esta casa no salimos al extranjero, ni tan siquiera de la región.


La moto me permite una libertad casi plena para fotografiar desde cualquier sitio.


Incluso en bicicleta puedes llegar a parajes de gran belleza, divisando toda una costa desde la montaña.



A veces me doy una ligera escapada en solitario por los alrededores, con la cámara colgada del cuello, paro y me tomo un tiempo respirando un aire algo diferente al habitual, aunque sea en sus características de temperatura - humedad, que me da una visión diferente.


Cualquier cosa menos caer en la tela de la araña, que me deje atrapado hasta morir.


Una canción de esas que oyes en youtube yendo de aquí para allá.

sábado, 20 de abril de 2013

Entrenamiento con los colegas y las mascotas

Un recorrido para soltar piernas es el de ir hasta Puerto Banús y volver, por el paseo marítimo, lo que para mí suponen 14,5 km desde casa. Quedamos cuatro compañeros del karate, cientouneros ellos, yo aún tan solo soy aspirante. Me llevé a mis perros Dana y Zucko, la primera ya está acostumbrada a acompañarme en caminatas de este estilo; el segundo es un bulldog francés, fortachón y capaz de realizar esa distancia y más, siempre que no haga calor.

Este pasado jueves hacía una tarde espléndida para pasear y hacer deporte cerca del mar.


Muchas son las personas que ya conocen a la mujer de rosa, siempre vestida de ese color, al igual que su mascota. Indiferente no deja a nadie, desde luego.


Un rato de charla al aire libre. Miguel también llevó a su mascota.


El bueno del bulldog hacía cierto aquello de que roncan muchísimo. La verdad es que parecía una Harley.


Con tanta higiene y tanta historia, ya algunos han cambiado la típica barquita llena de arena para hacer los espetos, por otra de metal inoxidable.


La verdad es que no sé cómo no nos piden la documentación, ocupando todo el paseo a lo ancho con los perros. Bueno, sí, porque la cara es de buena gente.


Se puede compartir el paseo para los marchadores, los corredores y los ciclistas, sin ningún tipo de incompatibilidad como algunos intentan crear con absurdas prohibiciones.


Una ciudad como Marbella acoge a muchos extranjeros, y últimamente se oye mucho ruso entre las chicas que pasean al atardecer. Pueden seguir viniendo si son tan simpáticas como estas dos que nos encontramos por el camino.


Normalmente se le hace la foto al embarcadero mirando a Poniente, yo la hice al revés, para variar en algo.


Zucko no tiene problema alguno en beber directamente del chorro de los grifos repartidos por el paseo.


El tramo es muy largo y no viene mal recordar a los amigos de lo ajeno, que tienen que estarse quietecitos.


Nos íbamos acercando a Puerto Banús, ya con la noche prácticamente encima.


Es muy divertido correr por encima de las rocas.


A lo lejos, saliendo de la noche, Marbella.


Al final hubo que ayudar un poco al pobre animal, ya que no está habituado a estas caminatas. Se portó muy bien, y su amo, mejor todavía, cogiéndolo en brazos cuando lo veía más cansado de la cuenta.


Un entrenamiento más para los 101 Km de La Legión en Ronda.

You and I both ...

miércoles, 17 de abril de 2013

Una ruta: Marbella-Juanar-Ojén-Marbella


El domingo iba paseando con los perros por la mañana y me pregunté qué podría hacer como entrenamiento para ese día. Se me ocurrió un recorrido circular a pie, saliendo de Marbella, concretamente desde el cementerio, subir por Puerto Rico Alto hasta Juanar, coger la desviación a Ojén, pasando por El Cerezal y volver al mismo sitio en Marbella. Faltaba un compañero para compartir un buen rato de montaña y charla, así que pensé en Miguel, un amigo del karate, buen deportista y buen conversador. Fue llamarlo por teléfono y escuchar de inmediato el sí como respuesta. La idea era echar un bocata, algo de agua y muchas ganas de andar. Faltaban diez minutos para las dos del mediodía cuando empezamos la caminata.


Al poco de empezar a subir, hay una fuente a la derecha.


La forma más rápida de ascender hasta Puerto Rico Alto es por el tubo, desde luego, aunque las zapatillas tienen que agarrar bien.


Pronto habíamos subido un buen trecho, llegando a Puerto Rico Alto.


En condiciones normales, uno no debe perderse por el camino, donde están colocadas las señales en los cruces importantes.


Mirando hacia atrás, al Sur, veíamos la costa y nos hacíamos una idea de cuánta altura habíamos ya alcanzado.


Algunos se extrañarán de encontrarse arena por el camino, como si de la playa se tratase.


El paisaje es impresionante, y está tan cerca de casa.


Aprovechamos una sombra para comer el bocadillo, antes de llegar a divisar al macho montés, estático, perenne sobre la roca, que nos indica que ya estamos justo al lado del Mirador.


Un tramo por el paseo que hay desde El Mirador al Refugio.


Antes de llegar al Refugio de Juanar, está el desvío para bajar a Ojén por el monte.


Hay que respetar a los moradores de la zona, que tienen el lujo de poseer casa propia en tan singular paraje.


El sol lo dejábamos a nuestra espalda, nada más empezar a bajar.


El camino está escoltado por grandes pinos.


Nos llamó la atención algunos pinos quebrados por algún vendaval.


Pronto divisaríamos de nuevo la costa.


El camino lleva hasta un túnel que atraviesa la carretera.


Es aconsejable llevar encima alguna linterna, aunque sea la que tiene el móvil, porque en el interior no se ve el terreno que se pisa.


Y se desemboca directamente en el parque botánico El Cerezal, por la parte de arriba, después de tener que pasar por una verja, que está con el cerrojo echado, así que la dejamos tal cual, después de pasar. Este es el cartel que hay abajo, en la entrada principal.



Hay distribuidas algunas mesas y bancos en una zona recreativa dentro del parque, a la sombra de grandes árboles.


El acceso normal al parque es a través de estas puertas.


Nada más salir, hay que coger a la izquierda, por donde llegaremos a la parte Norte de Ojén, recreándonos con bonitas vistas entre las casas del pueblo.


No puede uno abandonar el pueblo sin probar las buenas tapas que hay en sus bares.


Casi una hora de reposo, comiendo y bebiendo, hasta que tuvimos que comenzar a andar de nuevo, ya que todavía había que bajar a Marbella, dejando al pueblo entre luces y sombras.


Me llama mucho la atención la casa de los camineros, igual es porque soy nieto de un antiguo capataz de Obras Públicas.


El paso por la Triple A, donde se alojan los perros acogidos allí, fue un tanto ruidoso, porque se alborotaron todos los residentes.


Y llegamos al último tramo del camino. En una hora nos habíamos plantado ya donde habíamos dejado el coche, desde que abandonamos Ojén.


Una preciosa jornada, con 17 km en 7 horas justas, lo que da idea de lo que nos entretuvimos por el camino entre fotos y charla. Algo para volver a repetirlo. El perfil que salió da fe del buen entrenamiento.



sábado, 13 de abril de 2013

Una mañana de sábado en el poli.

Había un torneo de tenis para los alumnos de las escuelas municipales, además de un clinic para los más pequeños. Javi participaba y su padre estuvo por allí con la cámara de fotos acompañándolo, aparte de su admiradora número uno: su madre.

Empezaba la cosa con ganas de juego y de pasarlo bien.


No hubo suerte en el sorteo, tocándole uno de los mejores jugadores en el primer partido, que perdió después de luchar como un jabato, todavía con los nervios a flor de piel.


Ganó el segundo partido, y en el tercero le tocó un contrincante que cada vez que fallaba se dolía de algo, recordándome a un amigo de la infancia, al que nunca le gustaba perder. Al final terminó por ganar el de los dolores, y el saludo entre ambos contrincantes fue más de puro compromiso que sincero. Cosa de niños.


Después estuvimos jugando un rato al frontón, disciplina que se le da mucho mejor que el tenis, donde necesita menos control y sí más fuerza.


A todos nos hace ilusión subirnos a lo más alto de un pódium, aunque solo sea para hacernos una foto.


Una nueva modalidad de tenis ese día, con raqueta y bolso.


Y llegó el momento final en el que los niños que participaron en el clinic recibieron su diploma. Samuel Reque, el hijo mayor de mis amigos Arturo Reque y Rosario Gallego, también recogió el suyo de manos del concejal de Deporte, Federico Vallés.


Y así fue cómo empleamos la mañana del primer sábado de este mes de abril.

Lo que tú y yo hablábamos ...